4/30/2007





RELACIONES HISPANOCUBANAS DURANTE LA GUERRA CIVIL

La independencia cubana respecto de España en 1898 generó un nuevo marco de relaciones entre ambas naciones pero en ningún caso propició animadversión hacia lo español en la isla.Era tal el calado de la cultura y la economía española en la historia reciente de Cuba que al producirse el inicio de la guerra civil en España se asistió a un proceso de polarización en las simpatías hacia los bandos contendientes que se desarrolló en un clima de supuesta neutralidad del gobierno cubano.

En primer lugar observamos como la emigración española a Cuba siguió un proceso de crecimiento en los primeros años del siglo de modo que entre 1902 y 1928 la llegada de españoles a Cuba se cifró en una media anual de 45.000 por lo que se logró alcanzar una cifra de emigrados en torno a 1.200.000 personas aunque no todos eran emigrantes permanentes ya que muchos de estos practicaron una emigración estacional.La crisis económica de 1929 que tan graves consecuencias implicó para las exportaciones azucareras de Cuba,tuvo una consecuencia inmedíata en las oportunidades laborales, lo que dio lugar a una caída en picado de la emigración que entre 1928 y 1933 apenas superó los 20.000 españoles.Esta situación empeoró en 1933 con la llegada del gobierno progresista que sucedió a Machado en el que se dictaron medidas proteccionistas en el plano laboral;la ley conocida como "del 50%" suponía que al menos la mitad de de la mano de obra de las empresas fuese cubana.En 1936 la colonia española residente en Cuba representaba unas 225.000 personas.

Aunque el retroceso es rotundo hay que analizar esta situación considerando que miles de españoles optaron por la nacionalidad cubana y que miles de familias estaban conformadas por individuos de ambos lados del Atlántico.Al iniciarse la guerra de España, la colonia española en Cuba gozaba de un importante volumen de negocio, sobre todo del pequeño y mediano comercio y suponía uno de los motores del desarrollo cubano y de algún modo, un medio para contrarrestar la penetración económica de los Estados Unidos en Cuba.Igualmente hay que considerar un factor coyuntural ya que la proclamación de la República en España se produjo en 1931 y la caída de Machado y la llegaba del gobierno progresista de Grau San Martín en 1933.Quiere decir esto que desde mediados los años veinte y principio de la década de los treinta, tanto Cuba como España se vieron inmersas en procesos de agitación popular paralelos.Cuando estalla la guerra civil la sociedad cubana se decantó mayoritariamente a favor de la República española con su punta de lanza en los movimientos de izquierda y la mayor parte de la intelectualidad de la isla.En cuanto a los apoyos del bando sublevado, estos fueron muy escasos y procedieron de grupos de industriales y profesionales liberales que se encontraban cercanos a círculos políticos de derechas como el "Partido Demócrata Republicano"presidido por el General Menocal.Esto tiene su explicación en cuanto que la oligarquía terrateniente centraba su atención en Estados Unidos que como veremos más adelante mostró una neutralidad levemente favorable al gobierno de la República pero siempre mostró sus reservas ante el papel de los comunistas en el conflicto español.Por último, un factor determinante como era la iglesia católica, en Cuba tenía una implantación relativa y por tanto no actuó como un elemento favorable para los apoyos al bando sublevado.
La calle respiraba de modo desigual respecto de la guerra española y frente a las movilizaciones masivas de las izquierdas a favor de los republicanos,los apoyos al bando alzado procedían sobre todo del ultra conservador "Diario de la Marina" aunque a continuación observaremos como no se trató de un comportamiento lineal ya que durante el conflicto español cambio sensiblemente sus discurso.
La actitud del gobierno de Cuba estuvo marcada formalmente por la neutralidad durante todo el conflicto, pero a lo largo del mismo osciló en sus apoyos hacia uno u otro bando.Al estallar la guerra española, el presidente cubano era Miguel Mariano Gomez aunque el hombre de referencia de ese Gobierno ya era Fulgencio Batista.Este último ,presionó al Gobierno cubano al inicio del conflicto español de modo que aún manteniendo una pantalla de neutralidad se favoreciera en cierta medida al bando franquista.Esta actitud posiblemente respondía a su cercanía ideológica con los alzados y a las presiones de los sectores económicos influyentes con intereses en España, pero a decir verdad,Batista oscilará en sus apoyos a los bandos contendientes en función de diversos argumentos como la posición de Estados Unidos, las presiones internas,la posición de los países del entorno y los propios intereses comerciales cubanos en España.
Al inicio de la guerra observamos como desde septiembre de 1936 el gobierno cubano obstaculizó el embarque de combatientes y ayudas con destino a la República española.Igualmente fueron clausuradas algunas asociaciones pro republicanas y como incidente más significativo se inmovilizó en el puerto de La Habana al buque español"Manuel Arnús" en el que se produjo un enfrentamiento entre capitán junto a sus oficiales frente a un "Comité Revolucionario" formado por marineros, lo que generó un conflicto sobre la titularidad del barco.Esta neutralidad tendenciosa tuvo su punto culminante con la llegada de Miguel Espeliús,enviado por el gobierno de Burgos a Cuba con la idea de desplazar a las autoridades diplomáticas de la España republicana.Esta situación dio lugar a grandes protestas en los medios de comunicación y provocó que el Embajador legítimo de España abandonase temporalmente Cuba ante la posición del Gobierno cubano que a pesar de no reconocer a esta nueva autoridad española la toleró sin más.

Sin embargo, el problema español formaba parte de la agenda diaria del Gobierno cubano por la desestabilización interna que suponía y a mediados de 1937 observamos como se dan pasos concretos para hacer cambiar de orientación la neutralidad oficial que desde este momento favorecerá a la España republicana.En octubre de 1937 en un encuentro latinoamericano los representantes cubanos sacaron a la luz un documento que técnicamente podríamos definir como una propuesta de arbitraje de los países de Hispanoamérica en el conflicto español.Mexico se sumó con reservas a esta idea y en adelante ambos países serán el núcleo de apoyos más sólido con que cuente el Gobierno de Madrid en la zona junto con Perú,Uruguay y Haití.Posiblemente este cambio de actitud de Cuba tenía mucho que ver con las presiones de Estados Unidos para que no se favoreciera al bando franquista que por otra parte podía ser a la larga un competidor de los intereses norteamericanos en el Caribe.Mexico que nunca tuvo dudas de sus apoyos al gobierno de Madrid, aceptó con reservas la propuesta cubana como un modo de contrarrestar el aislamiento internacional al que estaba siendo sometida la República española bajo la excusa de ser sovietizada.Tras esta toma de posiciones,los agentes del gobierno de Burgos no volverían a ser recibidos en ninguna instancia oficial.El Gobierno de Madrid nombró un nuevo Embajador y su representación en Cuba quedó plenamente restituida.Otros signos externos del cambio de orientación del Gobierno cubano fue la donación estatal a la causa republicana del 5% de los impuestos recaudados en el comercio de tabaco y azúcar y la ilegalización de las organizaciones políticas que como la Falange venían haciendo campaña en favor de Franco y sus Generales.Este cambio de actitud tuvo considerables réditos políticos para Batista, cuyos apoyos se extendieron a los grupos nacionalistas que vieron en su acercamiento a México un gesto de anti injerencismo hacia los norteamericanos.Esta política se vio refrendada una vez más en Diciembre de 1938 en la Conferencia Panamericana celebrada en Lima.

Asistimos por tanto a un complejo juego de la alta política cubana con Batista a la cabeza, en el que desde una posición de neutralidad oficial se desarrolla una política de hechos contradictorios, primero con la tolerancia del bando sublevado y más tarde con el repudio de estos y la adopción de una posición de mediación que encuentra apoyos en México y tolerancia en Estados Unidos que alentaba las posiciones contrarias al auge de los fascismos.
Pero Cuba jugará a dos barajas y no dará por perdida la batalla comercial.En 1926 se había firmado un tratado comercial entre Cuba y España y con la llegada de la guerra,fundamentalmente el sector de empresarios del tabaco cubano comenzó a inquietarse,primero por la ruptura de relaciones con la mitad de sus clientes en España y en segundo lugar por el bloqueo de los pagos pendientes que se encontraban bloqueados por las autoridades franquistas.Será en este contexto en el que a pesar de la neutralidad favorable a los republicanos,se den los pasos necesarios para sondear al gobierno de Burgos sobre la posibilidad de que aquellos admitieran el envío de un representante cubano.Finalmente Burgos accede y La Habana elige a un peso pesado de su política exterior para el cargo.Además de desbloquear la deuda pendiente y la normalización de las relaciones comerciales de las empresas cubanas en España, esta designación sentaba las bases del doble juego cubano que bajo la apariencia de una negociación comercial envía a Carlos Armestos Cárdenas,delegado cubano en la Sociedad de Naciones y ex Embajador en Roma.Armestos desplegará toda su potencial negociador pero no logrará que el Gobierno de Burgos se sobreponga a su irritación tras la expulsión de su enviado a La Habana Miguel Espeliús.España seguía siendo uno de los mejores clientes del tabaco cubano que representaba el 85% de las compras españolas a Cuba,sin embargo al inicio de la guerra el comercio con la zona republicana quedó interrumpido y el Gobierno de Burgos había bloqueado los créditos de los tabaqueros cubanos en España, utilizándolos en su beneficio ante la falta de liquidez en divisas que implicaba la guerra.El volumen de deuda que desde España se mantenía con los comerciantes cubanos ascendía a la finalización de la guerra a una cantidad algo superior al millón de dólares.Puede observarse por tanto como se mantiene abierta la puerta a la normalización diplomática
,tendiendo puentes hacia ambos bandos en conflicto aunque estos no siempre fructifiquen.Una buena prueba de esta ambigüedad será el discurso mantenido por el nuevo representante cubano ante la Sociedad de Naciones en Ginebra; Juan Angustias, que hilará fino para mostrar su repulsa a la guerra, la ofertas de arbitraje hispanoamericano propuesta por Cuba, pero en definitiva, no dará pistas sobre la posición real del Gobierno cubano
Mientras todo esto sucedía, el Gobierno cubano mantenía abierta su representación diplomática en Madrid que desde el inicio del conflicto estuvo encabezada por su encargado de negocios Manuel Serafín Pichardo.Es sabida la compleja situación que vivirán durante toda la guerra las Embajadas que se mantuvieron en un Madrid cercado que vivió momentos de auténtica tensión con las representaciones extranjeras a las que en muchos casos se acusó de albergar a miembros de la llamada "Quinta Columna" de los sublevados, lo que dio lugar a su asalto, unas veces de modo incontrolado por grupos de milicianos y en otras, bajo la propia responsabilidad del Gobierno republicano,ese fue el caso de las legaciones de Finlandia, Perú y Turquía.En este contexto, la Embajada cubana desarrolló una intensa labor humanitaria acogiendo a docenas de peticionarios de asilo, una figura que las autoridades cubanas respetaban como muestra el pronunciamiento de la Secretaría de Estado cubana en septiembre de 1936 quien se pronunció sobre el derecho al asilo, invocando el convenio que ambas naciones habían firmado en La Habana.El asilo diplomático alcanzó cifras inéditas durante la guerra civil española con un número superior a los 10.000 refugiados en al menos treinta embajadas.

La actuación de las autoridades cubanas en Madrid estuvo marcada en todo momento por un carácter humanitario de modo que en los primeros meses de la guerra comenzó a asilar a docenas de personas en sus edificios, la mayoría de ellos miembros o simpatizantes de los sublevados aunque también recibió peticiones de asilo por parte de significados republicanos en los peores momentos del cerco de Madrid.La labor de estos diplomáticos pasó en primer lugar por la evacuación de los cubanos residentes en España, situación que se precipitó tras la decisión de las autoridades republicanas de la evacuación de Madrid.En los primeros meses de la guerra se organizaron cuatro expediciones de ciudadanos cubanos que fueron trasladados hasta los puertos de Valencia y Alicante y desde allí trasladados al puerto francés de Marsella.Sin embargo, esta labor será solventada en la primera etapa de la guerra, siendo los asilados la principal preocupación de la legación cubana en Madrid.Inicialmente el asunto se llevó con discreción y las autoridades republicanas no ejercieron demasiada presión sobre las actividades desarrolladas por los diplomáticos cubanos, sin embargo un incidente producido en el puerto de La Habana complicó esta situación.Se trató del caso del buque "Manuel Arnús",un barco que al inicio de la guerra había sido confiscado por las autoridades de la Generalitat de Cataluña.El barco partió de Barcelona con dirección a México y a las pocas horas de navegación asistió al enfrentamiento entre un grupo de marineros frente al capitán y los oficiales del barco por hacerse con el control del mismo.Los marineros crearon un "Comité Revolucionario" y tomaron el control del barco.En una escala técnica en La Habana, el capitán solicitó la intervención de las autoridades cubanas que tras una inspección de la nave decidieron la inmovilización de esta hasta aclarar lo ocurido.Lo cierto es que este incidente se convirtió en una fuerte disputa entre las autoridades cubanas y las españolas con gran repercusión en la prensa cubana y la polarización de la colonia española sobre el destino final del barco.Esta situación sirvió como elemento de presión a la legación cubana en Madrid y el futuro de los asilados en ella.El incidente del "Manuel Arnús" duró media guerra, nada menos que diecisiete meses, optándose finalmente por entregar el barco al Cónsul español en La Habana.En esta decisión pesó especialmente la suerte de los refugiados en la embajada madrileña.
Mientras tanto la situación en las sedes diplomáticas cubanas en Madrid pasaba por momentos de tensión ante la incesante llegada de refugiados y la falta de condiciones para atenderlos.Este panorama se vio sensiblemente aliviado por los canjes de prisioneros en los que intervino la diplomacia cubana la cual posibilitó la salida de muchos refugiados.
Desde marzo de 1937 y tras el fallecimiento de Manuel Serafín Pichardo,será Ramón Estalella quien esté al frente de la diplomacia cubana en Madrid.Estalella formaba parte de esta representación desde 1918 y gozaba de excelentes relaciones tanto con el resto del cuerpo diplomático como con las autoridades republicanas y como se verá más tarde con las altas jerarquías de los sublevados, lo que unido a su talante humanitario y a su incansable actividad hicieron de este diplomático la persona clave durante los tres largos años del asedio sobre Madrid.
Respecto de los voluntarios cubanos presos en cárceles nacionales, el cambio de rumbo en la política cubana posibilitó que desde La Habana se interesaran por la situación de los mismos.Con fecha 11 de julio de 1938,la Secretaría de Estado cubana,altamente satisfecha por la labor que Ramón Estalella realizaba en lo referente a canjes,instó a su diplomático a negociar una operación de intercambio en la que estuviesen incluidos cuarenta cubanos prisioneros en el campo de concentración que el bando franquista mantenía en San Pedro de Cardeña en Burgos.Estalella mantuvo reuniones con las autoridades de ambos bandos,viajó a Barcelona comprometiendo a altos responsables del Gobierno republicano,fundamentalmente a Giral, e hizo lo propio en Irún,cuyo Comandante militar Sanz Agüero se había visto beneficiado por Estalella con el canje de una familiar directa, y tras muchas vicisitudes logró un compromiso para canjear a 40 prisioneros cubanos y 13 suizos.Aunque la operación se realizó en varias entregas y se produjeron diversas incidencias en el proceso,Estalella logró que los cubanos prisioneros en la zona rebelde fuesen repatriados.La primera dificultad que encontró fue la negativa del gobierno de Barcelona a que en estos canjes solo se incluyese extranjeros ya que pretendía la liberación de altas personalidades de la España republicana,tanto militares como civiles que se encontraban prisioneros en la zona franquista.Para esta operación se contó con el apoyo de la diplomacia británica que ofreció un barco como medio para transportar a los canjeados desde un puerto del norte,sin embargo como narra José María Fernández Souto,uno de los supervivientes cuando se desarrolló la investigación de este libro en los meses de octubre y noviembre de 2005,aquello fue verdaderamente dramático.Souto se encontraba en el campo de concentración franquista de San Pedro de Cardeña en Burgos donde había sido internado tras la caída del frente cántabro en el que pasó la mitad de la guerra.Recuerda Souto que tras largas negociaciones decidieron canjear a un grupo de combatientes extranjeros,la mayoría de ellos cubanos, en total quince,para lo que fueron conducidos con una fuerte escolta hasta un punto de la frontera a la altura de Biarritz,pero finalmente la operación fracasó.No sabía explicar Fernández Souto cual fue la causa de esta marcha atrás, sin embargo la operación volvió a intentarse unas semanas más tarde,en esta ocasión con éxito ya que finalmente fue entregado en la frontera a integrantes de la Cruz Roja Internacional que a su vez cruzaron hacia el otro lado con prisioneros italianos.Souto no pasó directamente a Francia ya que entre los acuerdos de la diplomacia cubana se logró salvar el escollo del paso fronterizo con el compromiso de las autoridades franquistas de que los canjeados podrían salir desde un puerto de la España ocupada como así fue,ya que pocas semanas antes del fin de la guerra, Fernández Souto junto a catorce cubanos más fue embarcado en Bilbao en el "Marqués de Comillas" en el que eso sí, hubieron de viajar con grilletes y en pésimas condiciones bajo el control de soldados italianos que los custodiaban.Es justo citar el papel que en este proceso cumplió Dolores Agüero, delegada cubana de la Cruz Roja Internacional que gozaba de un considerable prestigio y contribuyó a desbloquear estas complejas negociaciones
La destitución como presidente de la República de Cuba de Miguel Mariano Gómez que entró en colisión con los intereses de Batista y su grupo de presión dio lugar a que fuese nombrado Federico Laredo Bru,su vicepresidente, que tomó posesión el día de navidad de 1936.El gabinete de Laredo Brú,dio un vuelco total al tratamiento de los combatientes cubanos que se encontraban en España de modo que el Secretario de Estado cubano dio instrucciones a sus diplomáticos en Madrid para que intercedieran en la suerte de los prisioneros,muchos de ellos expuestos a fuertes condenas incluso a la penal capital, ese fue el caso de Antonio Ricord,prisionero en la cárcel de Bañeza y el de Herminia Moreno que esperaba juicio en la prisión de Ceuta.Uno de los elementos de presión para la liberación de estos ciudadanos cubanos fue el reconocimiento por parte de Cuba del gobierno de Franco en Junio de 1939 lo que en cierto modo facilitó la salida de combatientes cubanos de las cárceles y campos de concentración españoles si bien algunos casos fueron particularmente complejos en su resolución.Tal es el de Pelayo Cordero, combatiente que al finalizar la guerra se dirigió a la Embajada cubana en Madrid y según su propio testimonio no fue atendido.Su posterior detención le hizo soportar dos años de privación de libertad de cárcel en cárcel hasta que finalmente salió en libertad condicional y en 1945 esta vez con la mediación de las autoridades cubanas logró salir de España.Otro caso peculiar en la actuación de los diplomáticos cubanos en España fue el del combatiente Benjamín Lafarga que quedó embolsado en Alicante en los días finales de la guerra hasta que viéndose cercado acudió al Cónsul cubano en esa ciudad, Alfonso Fernández Sarrasi, quien le informó de la imposibilidad de asistirlo dado que se trataba de un combatiente republicano.Lafarga le hizo saber al Cónsul que trataría de atentar contra la vida de Franco que el 3 de mayo tenía previsto participar en una parada militar en Valencia, esto implicaba un atentado suicida de graves consecuencias por lo que el cónsul logró disuadirlo alegando que ello conllevaría tremendos peligros para los cubanos presos en cárceles franquistas.Finalmente Lafarga logró salir de España con un pasaporte expedido por el consulado cubano en Madrid.Otro caso no menos complicado para los diplomáticos cubanos fue el de Pablo Porras Gener que fue apresado en el puerto de Alicante en el último minuto de la guerra, permaneciendo año y medio en prisión hasta que a finales de 1940 le fue concedida la libertad condicional a condición de que permaneciera en el interior de la Embajada cubana.Los diplomáticos cubanos ante la certeza de que su vida corría un serio peligro organizaron su fuga vía Portugal.
La actividad de los diplomáticos cubanos no cesó hasta la excarcelación de todos los cubanos apresados en España.El encargado de Negocios Estalella visitó en varias ocasiones el campo de San Pedro de Cardeña y el campo de trabajo de Belchite,entregó pequeñas cantidades de dinero a los presos y les entregó correspondencia de sus familiares al tiempo que les informaba de la amplia campaña que se mantenía en Cuba para su retorno.Así mismo consolidó una vía de salida para los grupos que iban alcanzando la libertad, procediendo a su evacuación primero por vía férrea hasta Bilbao donde embarcaban en el "Marqués de Comillas" que devolvió a numerosos cubanos a casa.
El reconocimiento del nuevo Gobierno español por parte de La Habana se produjo nada más terminar la guerra.Previamente, el 18 de Abril, solo dos semanas más tarde de dar por finalizado el conflicto, la Secretaría de Estado cubana presentó públicamente un documento denominado "Libro Gris" en el cual se hacía una exposición que acreditaba la neutralidad cubana durante la guerra española. El factor decisivo en la normalización de relaciones procedía de las presiones del sector exportador y la evidencia de que los vencedores habían consolidado su poder.Precisamente esta fue una de las condiciones impuestas por el Secretario de Estado Cubano Juan Remós al representante del Gobierno de Burgos en La Habana Miguel Espeliús que retornó a la capital cubana para negociar la normalización entre ambas naciones.Fue precisamente la normalización comercial, la negociación de un calendario de pagos de la deuda pendiente con las empresas cubanas y en último término, la puesta en libertad de los cubanos presos en España.Como vimos anteriormente este último asunto se fue solucionando; más complicado fue el pago de las deudas pendientes.Sin embargo, una vez aceptado el compromiso por las dos partes,el 25 de Mayo de 1939 se decidió mantener relaciones plenas y dotar a ambas naciones de cuerpo diplomático acreditado.España y Cuba iniciaban el camino de la normalización el 12 de Junio de 1939,sin embargo la llegada de la segunda guerra mundial complicó de nuevo las relacioneses,fundamentalmente por la actividad en Cuba de la llamada "Falange Exterior".

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