4/30/2007


FRANCIA/PAIS DE IDA Y VUELTA
PARA LOS COMBATIENTES


1ª PARTE/LA LLEGADA A FRANCIA


Sin duda alguna, Francia tendrá un protagonismo absoluto en el conflicto que se libró en España a partir de 1936.Además de las propias implicaciones políticas y geoestratégicas que la guerra civil española tendrá para Francia, su territorio fue el paso obligado de los "voluntarios de la libertad" que acudían a combatir a España ya que ni por vía marítima ni a través de la frontera portuguesa podían acceder a la España republicana,pero Francia será además de parte esencial en la logística del transito de voluntarios un país clave en el desenlace de la guerra española.En el plano político, Francia será un país clave para el mantenimiento de la política de "no intervención",debiendo afrontar durante la guerra situaciones embarazosas como el transito por su territorio de remesas de armamento con destino a España, la situación de los refugiados que cruzaron la frontera desde los primeros momentos de la guerra y la división interna que propició el conflicto español.En este sentido debe indicarse que el Gobierno francés tuvo un comportamiento errático no solo con el paso de voluntarios por su territorio sino también del material militar con destino a España, mostrando una continua disputa entre las organizaciones de izquierdas que sustentaban el Frente Popular francés frente a las organizaciones de extrema derecha, las autoridades policiales, militares y a un amplio sector de la prensa que desde el principio se mostró contraria a propiciar cualquier apoyo destinado a España.

Centrándonos en la llegada de los voluntarios cubanos hemos de indicar que esta pasó por distintas fases, de modo que los llegados en los primeros meses del conflicto encontraron una relativa permeabilidad en el territorio francés y alcanzaron la frontera pirenaica sin demasiados contratiempos.Las llegada los puertos franceses de barcos con voluntarios a bordo se inició a mediados de enero de 1937.Se trataba del primer contingente de hombres procedentes de New York y encuadrados en la Brigada Lincoln y con ellos la "Centuria Guiteras" compuesta exclusivamente de cubanos y a partir de aquí llegarían hasta una veintena más de barcos con cubanos a bordo.Los contingentes no guardaban demasiada relación en lo referente a composición del grupo y número de integrantes, de modo que desde New York y la Habana partieron expediciones que indistintamente eran de ocho,quince,ochenta o más miembros.

El PCC una vez creada la Comisión de Reclutamiento, decidió contactar con un cubano residente en París, Félix Pita Rodrigues, miembro del partido e intelectual destacadísimo que se instaló en la capital francesa a principios de 1929.Félix Pita mostró una actitud solidaria con la Republica española desde el momento mismo de la sublevación y junto a otros compañeros fundó un "Comité de Latinoamericanos" residente en Francia que ayudo dentro de sus posibilidades a la causa republicana. Igualmente fundó un boletín llamado "Nuestra España" y en general se mostró muy comprometido en la lucha contra el fascismo.El encargo del PCC era el de recibir a los voluntarios cubanos a su llegada a París y ayudarlos en sus necesidades, ejerciendo un papel de enlace ante los compañero del PCF.


La jerarquía política estaba claramente establecida en los grupos de combatientes desde el momento mismo en el que iniciaban su viaje a España.En cada grupo existía un Comisario que por designación del PCC era el responsable de sus compañeros hasta integrarse en las milicias en España.En muchas ocasiones se dio la paradoja de ser el Comisario un militante joven e inexperto, pero con la confianza del PCC(testimonio oral de Gilberto Acosta).Todo el peso del operativo de la recepción de los grupos recaía sobre el PCF que por encargo de la Komintern ejercía labores de recepción,transporte,alojamiento y documentación de los voluntarios.Esta labor la hacían generalmente militantes introducidos del PCF y compañeros de la CGT,la central unitaria de trabajadores franceses.Desde el momento mismo en el que se decide la creación de las Brigadas Internacionales en Septiembre de 1936,será el PCF sobre quien recaiga toda la responsabilidad de los voluntarios en transito por su suelo, de modo que se creó toda una estructura de servicios para esta tarea.Las instrucciones partían del propio Comité Central del PCF en su sede parisina de la calle Lafayette si bien la organización tenía su "nervio" en la oficina dispuesta a modo de "Comité de Coordinación" en los locales de la calle Châtedea número 38.Aqui se organizaba la logística y se distribuían tareas políticas, pero el local más conocido y frecuentado por los voluntarios fue la "Maison des Sindicats" que estaba en la avenida Matuhrin-Moreau número 8,en este mismo edificio coexistían otras organizaciones relativas a la ayuda a la España republicana tales como el "Comité Nacional de Defensa del Pueblo Español",la sede francesa del "Comité francés para el Derecho de Asilo" y fundamentalmente la principal oficina de reclutamiento de las Brigadas Internacionales aunque en el París de 1936 tuvieron un papel esencial en esta tarea los cafés "Petit Lyón" y "Madrid" y desde aquí se descendía al plano local, con oficinas de reclutamiento en al menos cincuenta localidades francesas, casi siempre en los locales de la central CGT,con especial importancia en los de Toulusse,Marsellay Lyón. Se organizó toda una red que cuidaba de los detalles tales como billetes de tren,que generalmente iban acompañados de la tulelas de sindicalistas empleados en el ferrocarril, lo mismo que el alojamiento.La fórmula más utilizada fue la reserva de habitaciones en modestos y discretos hoteles como el "De Ville" donde los recién llegados eran inscritos como estudiantes o visitantes a la "Exposición Internacional" que se celebró en París.Las comidas las solían hacer en restaurantes familiares regentados por simpatizantes o militantes del PCF o la CGT,caso del restaurant "Famille Nouvelle"El traslado desde los puertos atlánticos hasta París se hacía en tren en todos los casos y una vez en París los grupos solían estar un promedio de una semana durante la cual se les entregaba la documentación con la que deberían entrar en España.Los combatientes perdían sus documentos en París y a cambio recibían otros con los que cruzar la frontera, salvo en los casos en los que el tramite fronterizo se hizo con identidades reales pero utilizando credenciales profesionales de prensa o cualquier otra coartada válida para justificar este tránsito.A los combatientes se les adiestraba en el comportamiento que debían observar hasta cruzar la frontera y generalmente se les hacía recoger sus billetes de tren en la calle Grange-aux-Belles número 33,donde funcionaba una oficina cuya misión era la de emitir los pasajes para los voluntarios bajo la apariencia de una agencia de viajes.


La mayor parte de los cubanos con documentos acreditativos viajó directamente hasta la frontera franco española por el Departamento francés de los Pirineos Orientales, enlazando con la ciudad de Perpignan a la que normalmente accedían en tren en la línea número "77" que se hizo popular como la línea de los voluntarios con destino a España.Desde aqui accedían al paso fronterizo de Port Bou.Una vez se cruzaba la frontera generalmente contactaban con un oficial del Ejercito Polular que se hacía cargo del grupo y los trasladaba hasta el Castillo de Figueras,a escasos cuarenta kilómetros de la frontera y que sirvió durante todo el tiempo en que llegaron combatientes como centro de primera recepción y organización de los grupos para su siguiente destino, siendo Luigi Longo el responsable político de esta tarea en la que estaba auxiliado por el aparato organizativo del PSUC(Partido Socialista Unificado de Cataluña).Muchos tenían instrucciones de viajar directamente a Barcelona ,presentándose en el hotel Colón donde se había establecido un puesto de mando del PCE que entre otras cuestiones canalizaba el transito de voluntarios.Desde Barcelona la mayoría eran enviados por tren o carretera directamente a Albacete aunque en otras ocasiones se les hizo pasar primero por Valencia que no olvidemos, fue desde los primeros meses de la guerra sede del Gobierno y capital administrativa.


Distinta fue la suerte de quienes llegaban a París y desde allí debían esperar la formación de un grupo para el cruce clandestino de los Pirineos.Esta cordillera a pesar de sus elevadas cumbres y de la dureza de sus inviernos,historicamente ha contado con múltiples pasos clandestinos organizados por guías locales.Pero la llegada a los Pirineos no se hacía directamente desde París.Con frecuencia los grupos partían hacia una estación intermedia que según los casos podía estar en Toulouse o en Lyón.En estas capitales los voluntarios esperaban hasta que se producían las condiciones de paso, partiendo una vez más en tren hasta las inmediaciones de la frontera, donde se contactaba con los guías,generalmente habitantes de la zona comprometidos con la causa republicana.A partir de 1938,con una presión cada vez mayor de las patrullas francesas, las expediciones eran concentradas en poblaciones fronterizas como Carcassonne o Narbonne ya que desde estas bases operativas era más fácil eludir el control policial.No obstante los días que pasaban hasta que llegaba la orden de partida los pasaban los voluntarios tomando muchas precauciones para no ser detectados, alojándose en casas de franceses simpatizantes de la República española y militantes de organizaciones de izquierdas.Cruzar los Pirineos a pie con la climatología adversa que acompañó a los inviernos que duró la guerra civil fue una experiencia que ningún combatiente ha olvidado.Muchos de ellos tuvieron verdaderas dificultades durante la marcha, máxime los cubanos que procedentes de un clima tropical se veían en medio de imponentes nevadas, avanzando en formación de a uno con silencio total y escasas provisiones para no limitar más la resistencia.Generalmente se avanzaba a un ritmo ágil, realizando paradas cada hora durante no más de diez minutos y proseguían la marcha.Dependiendo del paso escogido este tránsito duraba entre 24 a 48 horas aunque en ocasiones se precisó de varias jornadas para poder eludir la vigilancia.Una vez burlados los controles franceses, que a medida que avanzó la guerra se hicieron más estrictos, había que hacer los propio con los controles del ejercito fascista que desde que logró imponerse en el sector norte del país empujaba cada vez más su presión fronteriza acotando cada vez más los pasos.Muchos de los combatientes cubanos al narrar sus experiencias sobre este trance hacen referencia a la vigilancia especializada de tropas alemanas,normalmente de la "Legión Cóndor" que formaban patrullas especializadas con perros en un intento por limitar el movimiento fronterizo y que fueron acotando la frontera a medida que caían los territorios del norte de España.

Estas básicamente fueron las condiciones de llegada, bien organizadas desde Francia y España y en general desarrolladas de forma ordenada.

2ª PARTE/LA RETIRADA/CAMPOS DE CONCENTRACION

Cosa distinta fue el retorno de los combatientes una vez perdida la guerra y en particular, de los voluntarios internacionales que desde la decisión del Gobierno español de ordenar su retirada en septiembre de 1938 supuso una nueva complicación de la odisea de estos combatientes.Cuando se produjo esta orden,los combatientes latinoamericanos fueron objeto de un tratamiento distinto dado que desde el PCE se impulsó la idea de que aquellos que quisieran seguir combatiendo en España podrían hacerlo encuadrados en el Ejercito Popular dado que por razones idiomáticas y culturales era relativamente sencillo diluir su presencia en el Ejercito Popular, sustrayéndolos así a la obligación de abandonar las armas y el país en virtud del compromiso del Presidente Negrín ante la Sociedad de Naciones.Lo cierto es que muchos aceptaron de buen grado esta posibilidad y lucharon en distintas unidades, pero la mayoría se vio forzada a abandonar la lucha, toda vez que era ya una evidencia que el avance del ejercito de Franco era imparable y cada vez se complicaba más la huida hacia el norte.A finales de 1938 había cubanos en los frentes del centro, de Cataluña y dispersos en otras unidades que aún permanecían en la zona de levante.La sede de las Brigadas Internacionales se trasladó de Albacete a Barcelona y desde allí se intentó poner cierto orden en el gran caos que significó el repliegue de tropas hacia el norte en una marcha imparable desde la batalla de El Ebro.Los cubanos tuvieron un papel determinante en este repliegue ya que la mayoría no se desplazó hacia el norte sin más si no que sus unidades lo hicieron combatiendo en un intento por dar tiempo al repliegue de la población civil y del grueso del Ejercito Popular, caracterizándose estos días de lucha por combates desiguales en los que debían soportar los continuos bombardeos de la aviación fascista y un fuego artillero al que ya no estaban en condiciones de responder.


Pero la gran incertidumbre en aquellos momentos era el papel de Francia en la retirada de refugiados y tropas hacia sus fronteras.Desde el incio de la guerra española,el gobierno francés se mostró decidido a no complicar más aún sus relaciones internacionales a costa de España.Su presidente,Leon Blum viajó a Londres en los primeros días de agosto de 1936 y dejó sentadas las bases del llamado "Comité de No Intervención" al que se adhirieron Dinamarca,Bégica y Holanda.Este giro en la actitud francesa hacia España dio lugar al cierre de sus fronteras el 8 de agosto,es decir, apenas tres semanas después de producirse la sublevación.De todos modos no se trató de un cierre definitivo ya que los pasos fronterizos quedaron abiertos en los distintos éxodos que se produjeron en el norte con la caída de las distintas provincias.El 26 de abril de 1937 tras el bombardeo de Guernica la frontera se abrió por unas horas,lo propio ocurrió el 19 de junio con la caída de Bilbao y el 22 de agosto con Santander.A primeros de Octubre de 1937 ya había del orden de 70.000 refugiados en Francia, lo que supuso motivo de preocupación y debate político y periodístico para los franceses, sin embargo aún se trataba de un éxodo controlable y no provocó grandes alteraciones en el funcionamiento normal de los servicios en las localidades fronterizas.Tras estas penetraciones de refugiados,Francia volvió a cerrar su frontera pero con la caída de frente asturiano se produjo una nueva huida hacia los Pirineos y la frontera fue objeto de aperturas parciales durante los meses de noviembre y diciembre de 1937.El presidente Negrín que había viajado a París el 17 de marzo de 1938 no logró que las autoridades francesas fuesen más flexibles en la acogida de refugiados,sin embargo la ,realidad de la guerra iba por delante de los gobiernos y con la caída de los frentes de Aragón en abril de 1938 se produjo un nuevo éxodo cifrado en torno a 20.000 civiles que para el mes de Junio alcanzarían los 45.000 a los que se permitió la entrada, sin embargo el 13 de junio los pasos quedaron clausurados nuevamente.

Mientras todo esto ocurría, los combatientes cubanos que con frecuencia eran reagrupados en unidades creadas con los soldados disponibles, soportaban lo peor de la guerra intentando contener el avance de los fascistas hacia el mar y hacia Cataluña.El momento más amargo llegó el 22 de septiembre de 1938 cuando se decidió la retirada de las Brigadas Internacionales del suelo español, una situación apenas meditada en lo referente a su logística.La meta de los internacionalistas era alcanzar Barcelona para desde allí dar el salto definitivo a Francia, sin embargo el ejercito franquista estaba decido a complicar esta operación como se observa en el hecho de que Tarragona ya hubiese sucumbido el 14 de septiembre a manos del General Yagüe.El 15 de noviembre se produjo el desfile de los brigadistas por las calles de Barcelona a modo de despedida,desde esa fecha y hasta los primeros días de 1939,lograron cruzar del orden de 4.500 brigadistas pero del orden de 6.000 más llegaban a Barcelona por los medios posibles,unas veces reagrupados en unidades improvisadas, otras individualmente después de haber perdido contacto con sus unidades y en otras ocasiones lo hacían formando parte de unidades del Ejercito Popular en las que combatieron desde que se decretó la salida de los internacionalistas; en definitiva, un caos al que se le quiso dar la apariencia de salida controlada por parte de un gobierno que cada vez era menos dueño de la situación.

En Francia se dieron los primeros pasos para afrontar esta avalancha movilizando gran número de tropas en la frontera e iniciando una serie de contactos con los contendientes en España para intentar detener esta marea humana.La idea central era crear asentamientos para los refugiados en el lado español de la frontera pero la negativa de Franco hizo inviable este proyecto.Se intentó igualmente que esta concentración se produjese en Andorra pero también fue desestimada por el gobierno de Burgos.

En los primeros días de enero de 1939 la mayoría de supervivientes cubanos se encontraba ya en Barcelona.Allí se encontraron voluntarios que no habían coincidido antes en suelo español.Se trataba no solo de los integrantes de las Brigadas Internacionales sino también de aquellos que residían en España y habían luchado en el Ejercito Popular.Aunque no existen datos fiables sobre el número de cubanos que alcanzaron Barcelona en los primeros días de enero, los testimonios de muchos de estos los cifran en torno a 400 si bien nunca estuvieron juntos ya que a medida que se formaba un grupo se organizaba su traslado.El cubano Jorge Agostini,que había combatido en la marina republicana y más tarde ocupó diversas responsabilidades en el cuartel general de las Brigadas en Albacete ,fue designado por el PCC como responsable de la evacuación, lo cual tiene bastante lógica ya que Ramón Nicolau,quien había sido artífice del reclutamiento de combatientes y se había mantenido la mayor parte de la guerra en suelo español, había retornado a Cuba en los últimos días de 1938 y desde el punto de vista jerárquico, de su capacitación militar y de la confianza del partido,Agostini parecía el hombre adecuado para velar por la salida de los combatientes cubanos hacia Francia, de modo que siguiendo directrices del mando de las Brigadas, ahora en Barcelona, estableció un puesto de mando en la localidad de Ripoll como paso previo al cruce de la frontera francesa.Los cubanos fueron alcanzando este pueblo en condiciones penosas, heridos o extenuados,sin material ni alimentos y temerosos de ser embolsados por la ofensiva enemiga.


Mientras tanto Barcelona se convertía en una ciudad sitiada.El 20 de enero, el enemigo se encontraba en Sitges,a 40 kilómetro de Barcelona, su puerto estaba bloqueado por navíos enemigos y faltaba el pan,la electricidad y los medicamentos.En la ciudad cundió el pánico y las disputas entre los distintos grupos de poder del mando republicano provocaron una difusa estrategia de defensa de la ciudad.El 24 de enero la aviación franquista realizó 26 incursiones sobre Barcelona dejando sobre la ciudad su mortífera carga.Así las cosas,Alvarez del Vallo,Ministro de Exteriores del Gobierno republicano suplicó a su homologo francés la acogida de 50.000 civiles pero no fue atendido, sin embargo el éxodo ya había comenzado.Barcelona sucumbió el 26 de Enero.


La caída de la capital catalana hizo reaccionar a los franceses que se enfrascaron en un notable debate político que trascendió al primer plano de la opinión pública.En la Asamblea Nacional Francesa se polarizaron las opiniones sobre la cuestión de los refugiados,de una parte se invocaba al alto coste de la manutención de los refugiados que solo hasta diciembre de 1938 había supuesto al Estado francés 88.000.000 de francos.A medida que se acercaba el problema, los periódicos franceses se hicieron participes de esta polarización, de modo que L´Humanité,organo de prensa del PCF abogaba a la solidaridad para con los vencidos en tanto que las publicaciones identificadas con la derecha francesa argumentaban además del coste de esta acogida, los riesgos que implicaba acoger no solo a civiles sino al ejercito republicano e incluso se apuntaba al vandalismo como una amenaza probable .El coste de manutención de un refugiado al día se estimó en 15 francos pero si se trataba de un enfermo esta cifra alcanzaba los 70 francos.


Una vez que los cubanos estaban siendo reorganizados en Ripoll se decidió que estos abordasen el paso de la frontera a medida que se pudiese organizar su marcha en grupos.En la mayoría de los casos debieron efectuar tremendos rodeos hasta alcanzar el lado español del paso fronterizo en Portbou,pero al incorporarse a la carretera que une esta localidad con Figueras debieron compartir los rigores del mayor éxodo de la guerra civil.El ritmo de la columna de refugiados se hizo cada vez más tortuoso dado que se trataba de la única vía por la que debían huir de España civiles sin ayuda alguna y desposeídos de todo, soldados heridos que en el mejor de los casos avanzaban con lentitud en ambulancias aunque todo el que pudiese caminar aunque fuese en las peores condiciones debía hacer la ruta con el grueso de refugiados.Esta situación se agravó cuando se decidió el paso a Francia de los restos del Ejercito Popular portando su armamento e intendencia, lo que hacía aquella vía minimamente transitable.A todo esto la actitud francesa no cambió salvo para robustecer aún más sus líneas fronterizas con nuevas unidades de apoyo.

La primera incursión del grupo de cubanos a territorio francés la realizó Francisco Maydagán
,un voluntario que había combatido en el frente de Madrid y había participado en batallas decisivas como Teruel o Belchite y que al final de la guerra ocupaba la jefatura de de una Brigada.Maydagán,por encargo de Agostini partió desde Ripoll con un grupo reducido de combatientes.Su misión era la de intentar alcanzar la localidad francesa de Perpignan donde funcionaba un consulado cubano.Las cosas en Cuba estaban cambiando y la fuerte movilización popular posibilitó que las autoridades diplomáticas cubanas recibieran instrucciones para atender a sus compatriotas,
aunque como veremos más adelante esto se llevó a cabo a un ritmo desigual.La cuestión es que tras recorrer 72 interminables kilómetros a pie,Maydagán al frente de su grupo no solo logró cruzar la frontera sino que incluso llegó a Perpignan, sin embargo no tuvo margen para realizar su misión ya que todos fueron detenidos y tras pasar la noche en un arresto de esa localidad, al día siguiente fueron conducidos a la playa de Argelés-Sur-Mer que estaba recibiendo a los primeros refugiados.


Mientras tanto, en Ripoll las cosas empeoraban para los cubanos que buscaban argucias para salir de lo que ya era una encerrona que solo tenía una vía de escape hacia Francia a través del paso de Portbou,eludiendo a las tropas enemigas que día a día copaban las vías de escape.En esos días se hizo particularmente popular entre los voluntarios el cubano Miguel Angel Lauzurica "Malayo",que había combatido toda la guerra en el frente de Madrid y se encontraba con la mayoría de cubanos que estaban llegando a Ripoll como punto de reunión.Durante las jornadas de Ripoll,sin comida ni medios para salir de ese lugar,Malayo se las arregló para hacer continuos tratos,a veces inverosímiles; fue entonces cuando sus compañeros comenzaron a apodarlo también como "Gitano".También fue en esta localidad en donde los voluntarios cubanos decidieron crear la "Asociación de Combatientes Cubanos de la Guerra Civil Española",germen de lo que con los años sería la asociación de veteranos que funcionó en Cuba hasta los primeros años del siglo XXI.

Barcelona cayó el 26 de enero, aún así,la frontera permanecía cerrada y a los que arribaban se les concentraba en diversos puntos fronterizos del lado francés, pero en una estrecha franja en la que no había absolutamente nada previsto.La actitud de las autoridades francesas en esos primeros días de avalancha fue la de intentar disuadir a los recién llegados para que retornasen a España, algo que en muchos casos lograron dadas las penosas condiciones de la huida y que muchos de los que salían de España no tenían militancia definida u otros signos de haber colaborado con la República,sin embargo el hecho de haber estado toda la guerra en determinado bando fue considerado con frecuencia como una prueba de fidelidad castigada de modo dispar.A esas alturas la carretera de salida de Barcelona ya era un caos total, sin ningún tipo de organización por parte de las autoridades republicana,cuyos líderes huían sin orden alguno.La cifra más aceptada de este éxodo se centra en el medio millón de personas, de las cuales al menos el 80% debió transitar al exilio entre el 26 de enero y el 12 de febrero, fecha en la que se considera que han salido quienes no habían muerto o habían sido apresado en la huida.Reinaba el caos total y a medida que se intuía que la acogida francesa sería hostil se disparaba la ansiedad y surgían ideas descabelladas como las de un grupo de cubanos que se aproximó a la frontera en un camión en el que pintaron la leyenda "Consulado Cubano" sin que ello impidiese que los soldados franceses les diesen un trato despectivo.

En la medianoche del 27 de enero se abrió la frontera francesa, primero solo para que accedieran civiles,principalmente los heridos; en la jornada siguiente ya habían penetrado en Francia 15.000 refugiados y en lo sucesivo esta penetración se convirtió en un goteo imparable.El 5 de febrero ante la evidencia, el Gobierno francés permitió la entrada de los restos del ejercito republicano de modo que a los más de 300.000 refugiados que ya habían cruzado en esas fechas se unieron unos 220.000 soldados que tenían como condición entregar sus armas.El 10 de febrero el ejercito franquista alcanzaba los últimos pasos fronterizos y había apresado no menos de 60.000 personas.Los últimos combatientes cubanos habían pasado el 9 de febrero tras un último intento de reagrupamiento en Casals de la Selva; parra ellos comenzaba una nueva pesadilla.


Mientras tanto, Francia había acelerado los preparativos militares desplazando a la zona varias unidades de "Tiradores Senegaleses" y del cuerpo de "Spahis" a caballo para reforzar el dispositivo de los lugares que se estaban habilitando para concentrar a los refugiados.Junto a esto se arbitraron diversas medidas administrativas para la acogida.Se dispuso que muchos refugiados civiles viajasen a todos los departamentos del país excepto París,así,desde el 2 de febrero,40.000 refugiados fueron conducidos en tren a centros de acogida dispuestos por todo el país aunque miles de ellos fueron engañados y conducidos de nuevo a la frontera española en Hendaya para ser entregados al ejercito franquista,lo que a medida que se fue conociendo provocó huidas y suicidios en gran número.En estos lugares se habilitaron instalaciones para la acogida que funcionaron de modo desigual tanto en sus normas como en la calidad de la acogida.Pero el grueso quedó anclado en la frontera durante al menos diez interminables días en los que faltó de todo.El primer paso era desplazar a los grupos hasta un centro de clasificación en el que se disponía el transito a los distintos campos habilitados, que aunque fueron definidos por las autoridades francesas como lugares no penitenciarios, funcionaron como auténticos campos de concentración.Los principales centros de clasificación se situaron en Le Perthus y ,La-Tour-de-Carol y Le Boulou.

La improvisación en la disposición de los campos fue absoluta.Los principales fueron Argeles-Sur-Mer,Saint Ciprien,Prat de Molló y Cerdañá y junto a estos existían otros campos como el de Gurs,en el que se concentraban refugiados procedentes de las Brigadas Internacionales que estaban en trámite de ser deportados hacia sus países de origen.

Argeles-Sur-Mer fue el campo en el que se decidió internar a los combatientes internacionales aunque estos constituían una mínima parte de su población que promediaba en torno a los 80.000 ocupantes si bien los primeros días del éxodo y hasta ser habilitados otros campos,Argelés llegó a albergar hasta a 180.000 internos.Los cubanos fueron conducidos al denominado "Sector 10" del campo,compartido con internacionalistas alemanes e italianos.Este campo fue creado el 1 de febrero de 1939 tras la correspondiente orden ministerial.El campo se situó en las playas de una localidad del mismo nombre que por aquellos años pretendía impulsar su imagen turística.Aunque algunos cubanos fueron internados en los campos de Saint Ciprien y Gurs,la inmensa mayoría pasaron su cautiverio tras las alambradas de Argeles.


Tecnicamente,el campo no era más que una inmensa playa rodeada de alambradas, en cuyo interior se subdividieron rectángulos de una hectárea previstos para 1.500 refugiados cada uno pero que oscilaron en su ocupación en función de las circunstancias.No había ni una sola edificación, ni abastecimiento de agua y tampoco letrinas.El exterior estaba constituido por un doble anillo de vigilancia, con dos compañías de "Tiradores Senegaleses" tras las alambradas que disponían de varios emplazamientos de ametralladoras.Un segundo anillo estaba formado por varias compañías de "Spahis",cuerpo de caballería del ejercito colonial norteafricano que patrullaba el perímetro del campo.En el interior, siete pelotones de la guardia colonial de "Tiradores Senegaleses" se encargaban del control del campo.

Los cubanos fueron de los primeros en ser conducidos al interior de Argelés y por ello, además de soportar las inclemencias de los primeros días, mantenían cierta jerarquía en la organización interna.Esas primeras jornadas fueron terroríficas, con una climatología que rozaba lo glacial, acompañada de fuertes lluvias que provocaban un continuo barrizal y la presencia permanente de la "tramontana",viento local de insoportables efectos.En esas primeras jornadas se vivieron escenas dramáticas por la falta de agua,lo que se intentó paliar cavando pozos en la arena,pero el nivel de salinidad era altísimo y apenas si lograban extraer agua apta para el consumo humano.La falta de higiene fue una constante ya que las defecaciones se hacían en la orilla de la playa para que las mareas retirasen los excrementos.En cuanto a la alimentación, en las primeras jornadas se produjeron escenas dramáticas ya que se repartieron pedazos de pan arrojándolos desde camiones, lo que dio lugar a escenas violentas y hasta a fallecimientos en el intento por hacerse con una ración.Para paliar minimamente los rigores climatológicos los refugiados improvisaron refugios excavando hoyos en la arena que eran cubiertos con mantas ,cartones o cualquier cosa que sirviera para hacer un habitáculo por precario que este fuese.Argelés era un caos.


El promedio de permanencia de los cubanos que pasaron por los campos franceses podría estar en torno a los 100 días ya que los últimos cruzaron la frontera francesa el 9 de Febrero y el grueso de los repatriados a Cuba lo hizo a mediados de Mayo.Lo primero que hicieron tras los primeros momentos de caos fue construir habitáculos en la arena en los que se refugiaban entre diez y quince personas y les pusieron nombre a cada uno de ellos:"El Cañonazo","La Perrera","Los del Palacio","Los Católicos","Los Gitanos","Tiscornia","Los Camuflados","Los Más Revoltosos" y por último "La Escuela".La actividad de los cubanos tuvo mucho que ver con el carácter de este pueblo, con una capacidad de adaptación impresionante, lo que posibilitó que sus condiciones de vida mejorasen sensiblemente.Ante la falta de casi todo, el trueque se convirtió en una solución y "Malayo" se erigió en su principal artífice logrando operaciones inverosímiles como fue el canje con los soldados senegaleses de un saco de zapatos del mismo pié por alimentos, lo que una vez descubierto provocó la ira de los guardianes.Poco a poco la alimentación mejoró sensiblemente y a los pedazos de pan del inicio se sumaron raciones de legumbres y excepcionalmente de carne.Una de
las principales preocupaciones de los refugiados fue la sanitaria ya que la falta de letrinas dio lugar a epidemias diversas.Como solución,los cubanos crearon una brigada sanitaria compuesta por una decena de hombres que recogían los excrementos con latas y los vertían al mar.La vida en el campo se hizo tremendamente monótona y la incertidumbre ante el destino que deparaba a los refugiados provocó grandes crisis de ansiedad.Para combatir esta situación se organizaron actividades de recreo que en el caso de los cubanos solían ser de carácter musical.En una de estas,Julio Cueva compuso una guaracha de nombre "Allé Allé Reculé" que implicaba una dura crítica a las condiciones de vida en el campo y al trato vejatorio que les inflingía la guardia senegalesa,
convirtiéndose a la postre en un himno oficioso de los combatientes cubanos.Cuando se produjo el cruce de la frontera, las tropas utilizaron un importante número de mulas como animales de carga; estas fueron incautadas como la mayoría de pertenencias de los combatientes, sin embargo lograron retener a un ejemplar que fue introducido en Argelés.Debido a la hambruna, los cubanos decidieron sacrificar al animal para paliar su apetito.Esta mula que había sido bautizada como Susana se convirtió poco menos que en la mascota del grupo pero enfermó de sarna y presentaba un aspecto lamentable pero aún así la ingirieron.Este acontecimiento se convirtió en una fiesta a lo cubano en la que algunos combatientes buscaron latas para hacer ritmos y terminaron contagiando a los guardias senegaleses medida que los guardianes senegaleses se contagiaron del ritmo relajaron la vigilancia se propiciaron las condiciones para intentar la fuga.Juan Magraner lo logró.


Como quiera que desde Cuba la presión popular se hizo insistente y el Gobierno cubano aceptó mediar en la suerte de los voluntarios cubanos internados en los campos franceses, se dieron instrucciones a las autoridades diplomáticas cubanas en Francia para que iniciaran los tramites de reclamación y repatriación de aquellos.Antes de desbloquear esta cuestión,la diplomática cubana Flora Díaz Parrado se desplazó desde París a los campos en dos ocasiones, anunciando las gestiones que se estaban realizando y discutiendo otros aspectos de aquella reclusión si bien esto no supuso demasiados privilegios respecto de la situación anterior.Ciertamente la ayuda externa en el interior de los campos fue muy escasa y solo protagonizada por la Cruz Roja Internacional y por los "Cuaqueros".Ambas organizaciones se encargaron de aspectos sanitarios y alimenticios y también de cuestiones tan importantes como la correspondencia.Una de las principales reclamaciones de los refugiados fue el trato de los "tiradores senegaleses" que llegó a ser despiadada y cruel, provocando muchas muertes entre los recluidos.


Desde los primeros días de abril de 1939 muchos de los cubanos que se encontraban en Argeles-Sur-Mer fueron trasladados al campo de Gurs,situado en el sector de los Pirineos occidentales.Este campo contaba con la ventaja de que en el se construyeron barracones.Se trataba de edificaciones de no más de cien metros cuadrados en cuyo interior no había ningún mobiliario, pero tras el infierno de Argeles esto ya era un gran logro.Tambien allí la alimentación mejoró notablemente,sin embargo a pesar de que procedían de una zona de Francia con un clima muy severo, en Gurs les acompañó la lluvia, el granizo y la humedad durante toda la primavera de 1939.

Con la intervención del Gobierno cubano se dispuso la salida gradual de los combatientes cubanos de regreso a su país.La liberación se producía tras ser llamado el grupo por los altavoces del campo,tras lo cual se les asignaba una documentación de tránsito y transporte ferroviario hasta París y desde allí a los puertos de partida en la costa occidental francesa.Una vez allí y como a su llegada, fueron recibidos por compañeros del PCF que en la medida de sus posibilidades les entregaban paquetes con ropa y algo de comida.Solían ser paquetes que contenían un traje,camisa,corbata,zapatos y ropa interior.Eso fue en el mejor de los casos ya que algunos de los que partían apenas recibió una prenda de abrigo.Otros combatientes narraron como a su paso por distintas estaciones ferroviarias, los comités sindicales les hacían llegar paquetes de comida que contenían un pedazo de queso, un huevo duro y algo de pan.De no ser por la solidaridad de estos trabajadores no habrían comido nada hasta llegar al barco que los transportaría a Cuba ya que estaba claro que las autoridades cubanas en Francia estaban actuando por imposición de La Habana pero sin márgenes ni voluntad de hacer más fácil el retorno de sus compatriotas.

Los testimonios de los combatientes cubanos que retornaban a Cuba destacaron que si bien la guerra había sido un duro trance, su paso por los campos supuso además de un indescriptible sufrimiento, una inolvidable humillación.

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