4/30/2007






JULIO CUEVA DIAZ


No hay duda de que en la composición del contingente cubano de combatientes que luchó del lado de la República española, además mostrar un altísimo nivel de conciencia política y de compromiso ideológico, se resumía con mucho el carácter de la sociedad de la que procedían.Entre estos voluntarios ,además de ideólogos y gentes de la cultura, hubo un buen número de deportistas.Hubo un buen número de boxeadores, unos profesionales y otros simples aficionados; también encontramos jugadores de Beisbol.Para completar el crisol de un pueblo que lleva el ritmo en la sangre, entre los cubanos que llegaron a España había un amplio grupo de músicos profesionales.El caso más conocido de estos fue el de Julio Cueva.
Nacido el 12 de abril de 1897 en la ciudad de Trinidad, antigua provincia de Las Villas y en el seno de una familia humilde, desde muy niño dio muestras de que había nacido para ser músico primera intención fue la de ser pianista, sin embargo todo cambio cuando su abuela Candelaria le regaló un cornetín.Comenzó estudios de música y a la edad de diez años ya integraba la banda municipal de su ciudad natal.En 1915 cuando ya había cumplido los 18 años pasó a ser miembro de la Banda Municipal de Santa Clara pero debió trabajar duro para redondear sus ingresos y simultáneamente integraba la filarmónica que dirigía un músico español conocido como el "Maestro San Juan".Esta situación le supuso cierto estancamiento profesional al tener que realizar agotadores ensayos y tener una remuneración muy escasa.Poco más tarde volvió a trabajar en Trinidad, en esta ocasión como director de la Banda Municipal; esto ocurría entre 1923 y 1928,cinco años que le sirvieron para madurar personal y profesionalmente,definiendo ya su compromiso ideológico y vinculándose a los movimientos políticos que desde la clandestinidad llamaban su atención sobre los grandes lastres de la nación.En 1929 se sumó a la orquesta de Arquímedes Pou y recorrió toda la isla.Esta fue su etapa de despegue profesional ya que compuso temas que llegarían a ser sumamente populares:"Tingo Talango","El Golpe de Bibijagua" o "Marañón" fueron sus piezas más populares.En 1929 inició una etapa en La Habana trabajando en las orquestas más importantes del momento,"Hermanos Palau","Moisés Saimons" y definitivamente con su paisano Justo "Don Aspiazu" y su orquesta "La Habana Casino".Los éxitos obtenidos con esta última formación propiciaron un contrato internacional de modo que Julio Cueva debutó en New York .Fue un 26 de abril de 1930 en el teatro Palace y la orquesta era una de las sensaciones del momento, siendo el tema "El Manisero" de Moisés Saimons lo que les reportó mayor proyección, no en vano el solista de la orquesta que interpretaba esa pieza era Antonio Machín que más tarde la grabaría en solitario convirtiéndose en un gran éxito discográfico.La orquesta siguió su gira por Europa presentándose en París,Londres,Lisboa y otras capitales, asentándose en París.En 1932 participó en la película "Orquídea Negra" protagonizada por Carlos Gardel.La película fue un gran éxito y también el despegue profesional de Julio Cueva; baste decir que el film se inicia con una escena en la que aparece Julio Cueva en solitario interpretando con su trompeta el tema "El Manisero" .La estrella de Julio Cueva se iluminaba en París y es por ello que cuando "Don Aspiazu" decidió volver con su orquesta a Cuba el se quedó en la capital francesa, esta vez como miembro de la Jazzband de Snow Fisher con quien hizo una breve presentación en Madrid.Era su primera visita a España y sintió que se sentía cómodo allí, pero su lugar aún estaba en París donde el ritmo cubano estaba arrasando y el personalmente era uno de los músicos latinos más valorados del momento.Esta circunstancia dio lugar a que fundase su propia orquesta que estaba integrada al completo por músicos cubanos entre ellos los hermanos Eliseo y Ernesto Grenet.Su popularidad fue tal que fue contratado por un cabaret que inauguró sus puertas bajo el nombre de "La Cueva" haciendo un juego de palabras con el nombre del cubano.Habían pasado cinco años y Julio se sentía maduro profesionalmente pero también como persona de modo que cada vez se mostró más comprometido con los compañeros de la izquierda cubana que se movían en su entorno.Tras una breve gira que lo llevó a Libia y el Líbano decidió que había llegado el momento de iniciar una nueva etapa y se trasladó hasta Madrid con su orquesta, eran los primeros meses de 1936 y España respiraba una mezcla de euforia de las libertades junto a un clima de involución democrática muy favorecido por el avance de los fascismos en Europa, algo que ya había percibido en sus actuaciones por diversas capitales europeas.Julio dio un paso más en su compromiso revolucionario y se afilió al Partido Comunista de España, por aquel entonces un partido pequeño pero de enorme proyección.De cualquier modo la orquesta de Julio Cueva se dedicó a lo que sabían y llenaron de música cubana los mejores escenarios del país.
El 18 de Julio de 1936 Julio se encontraba en Madrid junto al resto de miembros de su orquesta y nada más conocerse el levantamiento militar en Marruecos se dirigió a los locales del Partido Comunista y en aquella ceremonia de la confusión alcanzó a entender que lo que estaba ocurriendo ponía en juego los logros democráticos de la República,por lo que no dudó en acudir a la llamada del partido para impedir la salida de militares de los cuarteles madrileños en los que algunos oficiales se habían atrincherado dispuestos a resistir hasta la llegada de los refuerzos que en teoría debían de estar ya cercanos a Madrid.A Julio Cueva también le tocó estar a las puertas del Cuartel de la Montaña en cuyo cerco se percibieron síntomas de rendición,lo que hizo que el grupo de compañeros en los que iba el músico avanzara casi sin protección hacia el cuartel pero aquello no fue más que una trampa que costó la vida a varios compañeros y heridas graves a otros tantos.Una vez consumada la toma del cuartel retornó a los locales del PCE a recibir nuevas instrucciones y desde allí fue destinado a la defensa del sector oeste de la capital cuyo cuartel general se encontraba en la calle de San Bernardo y estaba organizado en aquellas primeras horas por un cubano de nombre Escamilla.En esta situación pudo contactar con los también cubanos Pelayo Nicot"Sergio Nicols" y con Policarpo Candón,lo que le reconfortó mucho al saber que otros compatriotas habían mostrado la misma decisión que él para para luchar contra el fascismo.

A los pocos días de iniciada la guerra el partido le encargó tareas de recaudación de fondos y prendas de abrigo para lo compañeros que se encontraban en el frente, de modo que tomó su viejo cornetín y se situó en la Gran Vía haciendo sonar su instrumento para llamar la atención de los transeúntes a los que el y otros compañeros arengaban para lograr su colaboración.Cueva recordaría posteriormente aquellas interminables jornadas de 14 horas soportando frío y calor .A esas alturas era ya un importante compositor e interprete pero no dudó en tocar continuamente la "diana mambisa cubana" para llamar la atención de la gente, en tanto sus compañeros de tarea hacían sonar las alcancías solicitando unas monedas.Con frecuencia recordó en las muchas entrevistas que concedió posteriormente que una de sus arengas favoritas decía algo así:"Compañero el abrigo que lleva puesto hace falta en el frente de Guadarrama para que se abriguen los compañeros que están peleando para defender nuestra República".Sin embargo a Julio Cueva le esperaban responsabilidades distintas en la guerra de España y tras pasar unos días haciendo colectas, fue incorporada a la 10 Brigada de Choque a cuyo mando habían situado a Policarpo Candón.Corría el mes de septiembre de 1936 y la lucha por Madrid se tornaba dramática, con continuos bombardeos y un asedio que cada vez se acercaba más al perímetro de la capital ,fue en esos días en los que conoció al recién llegado a España Pablo de la Torriente al que por cierto apenas vio en sus días de lucha.

Así transcurrieron los primeros meses de Julio Cueva en la guerra de España y en la misma medida en que el conflicto se mostraba como una amenaza absoluta del avance de los fascismos en Europa, más aumentaba el compromiso de este músico al que en ese momento de su carrera nadie le hubiese reprochado un distanciamiento de la primera línea del frente.No solo no cesó en su apoyo a la República sino que aumentó en sus responsabilidades.El Estado Mayor del Ejercito Popular lo nombró director de la banda de la 46 División y el destino quiso que una de sus primeras intervenciones en este cargo lo llevase a cumplimentar honras fúnebres en el entierro de Pablo de la Torriente.
Julio Cueva fue nombrado capitán y permaneció la mayor parte de la guerra en el Madrid del "No Pasarán" haciendo de la música una herramienta para hacer subir la moral de los combatientes ,con constantes desplazamientos a aquellas plazas donde era requerida la presencia de los músicos.Uno de los momentos más celebrados por Cueva con posterioridad fue la llegada de los cubanos que acudían al "Congreso Internacional de Escritores para la defensa de la Cultura" en Julio de 1937 y donde Cueva dirigió una vez más a la banda de la 46 División saludando la llegada de compatriotas tan distinguidos como Alejo Carpentier,Nicolás Guillén, Félix Pita Rodríguez y al frente de la delegación a Juan Marinello.Esta recepción se produjo en el Cuartel General de la 46 División en Alcalá de Henares y al que habían puesto por nombre "Pablo de la Torriente Brau".Este grupo de intelectuales inicio posteriormente una serie de visitas a distintos lugares de los frentes de guerra y en muchos de estos actos volvió a esta Cueva al frente de sus músicos.

En el ecuador de la guerra española y a medida que la situación de Madrid se complicaba se impuso el traslado de la Banda.La situación de los músicos soldados dio un giro cuando se produjo el paso del Ebro y el consiguiente descalabro de las fuerzas del Ejercito Popular.Desde este momento debieron participar en operaciones militares que alternaban con su quehacer musical.Fundamentalmente se trataba de replegarse con orden hacia Cataluña pero esto no siempre fue posible por el fuerte empuje al que eran sometidos .Cuando salieron de Madrid se dirigieron hacia Teruel, la Banda de la 46 División estaba compuesta por sesenta miembros que se trasladaban de pueblo en pueblo intentando eludir los ataques del ejercito enemigo; el cerco se estrechaba y corrían el peligro de ser embolsados por el avance de las tropas franquistas a lo que se sumaba la falta de suministros y la dificultad para conseguir alimentos .Cueva recordaría posteriormente que en este trasiego llegaron a estar tres días instalados en una casa de campo abandonada en la que solo encontraron tinajas de vino y ristras de ajos, consumiendo ajos fritos y vino tinto como única posibilidad de calmar sus estómagos. Posteriormente cruzaron el río Turla soportando la ofensiva enemiga y los gritos que estos les dirigían haciéndoles creer que solo serían apresados los oficiales. A su llegada a Hospitalet se hizo necesaria una reorganización de la Banda dado que ya el número de bajas era considerable. Posteriormente se establecieron por un breve período en Ametllá del Mar y desde allí fueron trasladados a Mora de Ebro.Todos estos traslados se producían bajo un intenso fuego de la aviación enemiga que dificultaba sus movimientos y con frecuencia provocaba muertos y heridos en su unidad.En Mora de Ebro cruzaron el río en barcazas y en adelante no se detendrían en su repliegue hasta alcanzar Barcelona.Fue allí donde recibieron la noticia de la desmovilización de los extranjeros que luchaban en el Ejercito Popular lo que supuso un duro golpe para la moral de Cueva y sus compañeros.De los sesenta integrantes de la Banda de la 46 División que habían partido de Madrid solo quedaban quince.En los primeros días de 1939 Julio Cueva cruzó la frontera por Port Bou con lo que quedaba de su banda y junto a cientos de combatientes extranjeros que desconcertados por la medida iniciaban un camino incierto.

Al entrar en Francia fue conducido a la playa de Argelés-Sur-Mer donde se improvisó precipitadamente un campo de concentración que debía servir para retener allí a los combatientes llegados de España a los que habrían de buscar una salida aún sin determinar.Julio Cueva fue conducido hasta el llamado campo número diez que era en el que se encontraban los combatientes extranjeros.Los había de hasta sesenta y cinco nacionalidades distintas y trataban de adaptarse a la dureza de aquel lugar como buenamente podían.En pleno invierno, comenzaron viviendo al raso hasta que pudieron improvisar unas tiendas de campaña a base de mantas y estacas procedentes de unos viñedos cercanos.No había letrinas ni servicios médicos y lo que era aún peor, eran tratados con dureza por soldados senegaleses que pertenecían a la fuerza colonial del ejercito francés.Julio Cueva vivió con angustia su tiempo en Argelés-Sur-Mer ya que además de lo incierto de su situación, su compañera sentimental también había cruzado la frontera y no tenía noticia alguna de ella.Pasadas unas semanas visitó el campo de concentración Flora Díaz Parrado, funcionaria del Consulado cubano en París.La situación en Cuba estaba cambiando en lo político, el Partido Comunista y el resto de partidos de oposición estaban en trámite de legalización en un proceso que terminaría con la normalización de la vida política de la isla, una coyuntura que aunque efímera permitió a los combatientes albergar esperanzas de ser socorridos por las autoridades de su país.Diaz Parrado visitó a varios de los cubanos internados y se interesó por Julio Cueva al que comunicó que su compañera se encontraba en otro campo.Le indicó igualmente que esta le había remitido diversas cartas que no le habían sido entregadas por decisión de las autoridades francesas:Estaba viva.Junto a esta gran noticia le confirmó que en fechas próximas procederían a su repatriación.Tras la marcha de la diplomática le entregaron ocho cartas de su compañera.Julio Cueva vivió algunas semanas más en este terrible escenario con la incertidumbre de su liberación y sin certeza de que su compañera se encontrase en la lista de los afortunados que abandonarían ese infierno.Estando en esa situación, la vida en el campo se había convertido en una terrible rutina en la que había que buscar algún modo para mantener la moral de los internados.Los cubanos,a diferencia de otras nacionalidades se encontraban agrupados y trataban de hacer todo lo posible por pasar el tiempo, de modo que siempre andaban organizando actividades.En abril de 1939 el partido organizó una fiesta y pidieron a Julio Cueva que aportase algún número musical; fue entonces cuando compuso la guaracha "Allé Allé Reculé" que era el grito que los guardias senegaleses les dirigían para reprimir cualquier acción de los retenidos acompañándolo de culatazos de fusil.La letra es una dura crítica al trato que estaban recibiendo por parte de las autoridades francesas y se convirtió en un himno de los cubanos allí internados.Su puesta en escena fue muy celebrada por los compañeros y en el número colaboró otro cubano de nombre Miguel Angel Lauzurica Díaz pero conocido por todos como "Kig Malayo",un boxeador con un tremendo sentido del humor que aportó todo su entusiasmo en mantener la moral del grupo.

En la última semana de Abril de 1939,Julio Cueva junto a otros nueve compañeros fue llamado por los altavoces del campo para presentarse con sus pertenencias, era la señal de que había llegado el momento de volver a casa.Tras un breve paso por París embarcó en el vapor Orbita que bajo bandera inglesa lo trasladó desde el Puerto de La Pallice hasta el de La Habana al que llegó el 6 de Mayo de 1939.La llegada fue tremendamente emotiva ya que Cueva pudo distinguir desde la cubierta a su madre y a su hermana que le esperaban junto a un buen número de compañeros del partido y muchos amigos músicos.Julio Cueva salió corriendo hacia su camarote, tomó el mismo cornetín con el que había pedido ayuda para los combatientes del Ejercito Popular en las calles de Madrid y sin pensárselo comenzó a interpretar las notas de himno nacional cubano.Se hizo un emocionado silencio en el puerto de La Habana; esto provocó que hasta los militares presentes saludasen en posición de firme las notas que salían de aquel barco.A continuación interpretó la "Internacional" lo que supuso una dura crítica para estos soldados que permanecieron en su formación ya que al día siguiente en el "Diario de la Marina" se afeó el gesto de aquellos y su desconocimiento de un himno enemigo de la nación.Había vuelto a casa y a pesar de la atmósfera de libertad que había percibido desde la cubierta del ¨Orbita" pronto fue puesto al día y se dio cuenta de que en Cuba quedaba aún mucho por hacer.
En los años venideros Julio Cueva acrecentó aún más su prestigio profesional y tras un breve período en Trinidad se instaló definitivamente en La Habana.En 1940 fundó la orquesta "Montecarlo" la cual dirigió hasta 1953 y partir de entonces se centró más en la composición.Militó en el Partido Comunista de Cuba hasta su fallecimiento en La Habana el 25 de diciembre de 1975.Nunca regresó a España.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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